El letrado introduce en Cartgena “La abogacía preventiva para modernizar mi profesión”.
“Su faceta más pública es la de abogado desde su rompedora forma de entender la abogacía, pero Antonio Casado es muchas más cosas. Licenciado en ADE, antes que en Derecho, es además articulista y poeta. De familia humilde, de la ”’Andalucía profunda”, dice admirar mucho el ejemplo de sus padres, que trabajaron muy duro para darle las herramientas que le permitieran lo conseguido hasta ahora. Ha logrado poder su despacho en el punto de mira nacional y es habitual que le requieran en distintos medios sobre esta nueva forma de entender la abogacía. Se considera un hombre apasionado.”Siempre he mantenido que en la vida hay que seguir las pasiones”, ha dicho en alguna ocasión.
Desde su despacho, Antonio Casado quiere acercar la abogacía a todos los ciudadanos. Rechaza las etiquetas del clásico letrado de corbata y maletín y quiere que el abogado sea alguien dinámico y capaz de dar soluciones a las personas.
El carisma de Antonio Casado se percibe con sólo hablar con él. En un entorno donde se sigue imponiendo la corbata y el maletín, giró 360º el servicio de abogacía. ¿Resultado? Un incremento del número de clientes en un 300%. De padre y madre autónomos cree en el trabajo como el único camino hacia el éxito profesional y vital.
Su despacho se caracteriza por la abogacía preventiva. ¿En qué consiste esta nueva modalidad de ejercer?
Los tiempos han cambiado. Mi intención es acercar la abogacía a la gente. Los despachos tradicionales con secretaria y sala de espera no es lo que buscamos. Queremos dar un servicio más dinámico, casi inmediato. Nosotros no nos escudamos en títulos o si nuestros miembros han estudiado en esta universidad o han hecho el máster en esta otra. Queremos dar soluciones reales a la gente.
¿En qué se inspira para montar este bufete?
Veía que la abogacía estaba obsoleta. Todos los sectores se han modernizado. Se han adaptado a los tiempos que vivimos. ¿Por qué la abogacía no? Yo consideré cuando empecé en esto que la abogacía estaba todavía en el siglo XIX y me dije: ‘Antonio, vamos a hacer algo diferente a la competencia’.
¿Le cuesta adaptarse a la abogacía en general?
Le cuesta cambiar. Tenga en cuenta que es una profesión en la que, sin ser funcionario, trabajas para el Estado a través del turno de oficio. Tras tres años de ejercicio profesional puedes adherirte al turno de oficio. Yo no quería eso. Me dije que nos íbamos a remangar, a trabajar duro para mejorar esa forma de trabajar.
Hábleme de uno de los servicios que ofrecen, la prevención del riesgo penal, el llamado ‘compliance’.
Desde 2015 las personas jurídicas, esto es, las empresas o cualquier tipo de organización, puede ser responsables penales. Nuestro servicio lo que ofrece es garantizarle a la empresa un manual de riesgo laboral para que cumpla con todos los requisitos legales que puedan surgir y se evidencie el compromiso de esta empresa para cumplir con la legislación. Y que si se incurre en algún tipo de delito o falta, este manual sirva como atenuante.
¿En que situación se encuentra la abogacía en España?
La abogacía está en crisis. Hay una gran cantidad de abogados. Somos unos pobres de corbata porque, aunque la profesión no esté bien remunerada, necesitas un vehículo propio, ir en traje, maletín, sonreír… Las subvenciones del turno de oficio han eliminado esa ‘mano invisible’ que regula los salarios y de esta forma el mercado no se regula correctamente.
Ver además en: http://www.laopiniondemurcia.es/cartagena/2016/11/01/abogacia-obsoleta-t…