Planeta publica Todos contra el bullying, un libro escrito a cuatro manos por María Zabay, directora de contenidos de la productora Digital TV  y escritora, y por el abogado Antonio Casado, especializado en bullying, que llevó el caso de Lucía, la adolescente que se suicidó en Murcia. En el libro encontramos imágenes de mensajes de Lucía. También se cuenta el caso de famosos que sufrieron acoso. Se analiza la legislación vigente (“un disparate”, considera Antonio, que, afirma, se podría corregir adoptando el famoso método Kiva). También se dan instrucciones a padres para tratar el tema. Además, se lanzan mensajes de autoayuda para las víctimas, “para empoderarlas”, indica María. Usando expresiones como “Lucía se rindió”, aseguran que “hay temas en los que hay que ser transparente, no edulcorar para concienciar a todo el mundo y se tomen las medidas apropiadas”.

¿Por qué escribisteis este libro?

María Zabay: Antonio Casado es abogado especializado en acoso escolar, ha llevado alguno de los casos más mediáticos, entre otros el de Lucía, la niña que se suicidó el año pasado. Sus padres le dijeron a Antonio que les gustaría hacer algo para ayudar a otros niños a que no lleguen a la situación a la que llegó Lucía. Como yo soy escritora y tengo varias novelas publicadas y somos muy amigos, Antonio me propuso que hiciéramos un libro que sirviera a los padres para aclarar todas esas dudas que tienen. Yo padecí bullying de niña y por eso para mí se convirtió en un compromiso. Miramos que los libros que había en el mercado no daban respuesta a las dudas de los padres. Hablamos con padres de niños acosados, les preguntamos cuáles eran esas dudas que les hacían estar perdidos y con eso nos pusimos a hacer un verdadero trabajo de investigación con jueces de menores, fiscalía de menores, Policía Nacional, Guardia Civil, psicólogos, psiquiatras, maestros y profesores, lo abordamos desde todos los puntos de vista.

Antonio Casado

Antonio Casado: Es importante destacar que el libro ha sido recomendado por el juez Calatayud, como un libro imprescindible para erradicar el bullying. Se habla de medidas que se están tomando en algunas zonas, como el juez de paz educativo, el policía tutor, medidas que están sirviendo muy bien para la lucha contra el acoso escolar. Se dice que el acoso escolar ha existido siempre, que es lo mismo que antes, pero ahora el acoso, con las nuevas tecnologías, se ha extendido a las 24 horas.

¿Qué mensaje os gustaría que quedara en vuestros lectores?

María: Que el bullying se puede prevenir y, si ya existe, se puede erradicar. Y las claves las tienen en este libro y hemos trabajado duro para ofrecerlas.

¿Cómo fue la colaboración con los padres de Lucía?

María: Fue una colaboración absoluta. Les consultábamos, han venido a actos, nos facilitaron material como mensajes de Lucía, fotos. Su involucración ha sido del cien por cien.

Antonio: El libro ha sido consensuado con ellos, lo leyeron antes de la publicación. La familia me quiere con toda su alma y están muy contentos con el resultado.

En concreto, ¿qué mensaje queréis transmitir a esos padres y madres que pueden estar perdidos con el tema del bullying?

María: Queremos decirles: “Si vuestro hijo ya está padeciendo bullying o creéis que lo está padeciendo, os lo tenéis que tomar muy en serio, pero con la tranquilidad de saber que se puede erradicar”. Las consecuencias que tiene el bullying para un niño que lo está padeciendo pueden ser graves, pero el bullying se puede erradicar y trabajando con los niños se puede conseguir que sean adultos plenamente felices. De hecho, yo soy el ejemplo, tengo una vida plena, no tengo ningún trauma por haber padecido bullying durante años, que me hacía llorar prácticamente todos los días. Hay casos de grandísimas estrellas que hoy mira todo el mundo y que lo pasaron muy muy mal cuando eran pequeños, como Taylor Swift, Selena Gómez, Justin Bieber, Megan Fox. Incluso Gisele Bundchen estaba traumatizada con su nariz, se reían de ella e incluso siendo modelo la despreciaban por su nariz y ha terminado siendo la mujer más guapa del mundo.

A los profesores en concreto, ¿qué mensaje os gustaría dejarles?

María: Son una pieza clave para evitar que ocurra el bullying y para, cuando exista, frenarlo. Hemos trabajado para que tengan respuesta a sus dudas. Pero queremos ser justos con ellos. Creemos que a los profesores se les está poniendo una carga que no les corresponde. Un profesor no es un psicólogo y además ya no tiene ni autoridad. La autoridad se ha perdido: los padres no ejercen la autoridad con los hijos en un gran número de ocasiones. La base se les tiene que dar en casa y luego esos niños terminan de moldearse y de recibir esa educación en el colegio. Si un niño no viene educado de casa difícilmente en el colegio van a poder terminar de educarlo. Si vienen con una base que no es fuerte y además el profesor, cuando les dice algo, recibe amenazas, el profesor está cercenado. Deben estar muy alerta para, cuando detectan un caso, ponerlo en conocimiento del profesorado, padres y, si no se consigue frenar, llevarlo a cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, que remitirán el caso a Fiscalía de Menores. Frenar el acoso escolar no es una labor solo de profesores, es una labor conjunta. No debe caer sobre ellos toda la responsabilidad, porque es muy injusto y no funcionaría.

 

¿Qué debemos hacer si conocemos un caso de acoso escolar porque nuestros hijos son víctimas, acosadores o espectadores?

María: Es muy diferente lo que hay que hacer según el papel de nuestros hijos. En esto un ejemplo muy importante es el método Kiva implantado en Finlandia, que educa a los niños, al principio de cada curso escolar, para que entiendan que el acoso no es bueno, es muy malo y va a tener consecuencias. Todos los niños no quieren acosar porque conciben que es algo malo y cuando hay uno que lo hace los demás, los espectadores, que son claves en esto, lo denuncian a los profesores. Así el acosador deja de verse como un triunfador. El que acosa lo hace para ser admirado, para adquirir una posición de liderazgo. ¿Por qué necesita hacer eso? La mayoría de ellos tienen alguna deficiencia afectiva en su entorno más cercano. Ese niño busca un protagonismo que no tiene en su entorno y termina queriendo hacerse el fuerte entre los débiles y busca un blanco al que pueda ir debilitándolo más y que a él le fortalezca más. El método Kiva hace que cuando un niño busca ese protagonismo riéndose de otro o pegando los demás se ponen del lado de la víctima, por lo que el acosador deja de acosar. Por eso en Finlandia el acoso se ha reducido a prácticamente cero.

Hay que mentalizar a todos los espectadores de que tienen que frenar el acoso, que le tienen que decir al acosador: “No te permitimos que hagas esto” y apoyar al débil.

Si hacen eso el acosador no encuentra sentido a acosar. Con el acosador, hay que trabajar con psicólogos, hay que llegar a la raíz del problema, porque salvo que sea un sociópata, que no es lo normal, algo le pasa. Hay que trabajar con él y fortalecer su autoestima para que deje de acosar. Y con el acosado, hay que fortalecerle la autoestima, buscarle un entorno que le sea agradable. Por ejemplo, un niño que sea un fenómeno en ajedrez fácilmente estará discriminado en el colegio por ser distinto, pero ese niño no tiene nada malo. Si le llevamos con otros niños que juegan al ajedrez, ese niño no se va a sentir raro. Hay que hablar con él para saber cuáles son sus pasiones y guiarle para intentar desarrollarlas. Y luego estar muy orgullosos de él, decir que es un niño especial, divertido, porque todo eso hace que el niño se sienta valorado.

Decís en el libro que la normativa sobre el bullying está mal hecha y es dispersa. ¿Cómo se puede arreglar esto?

Antonio: La normativa es un disparate. No existe el delito de acoso escolar tipificado como tal en el Código Penal. La normativa es dispersa porque cada comunidad tiene su protocolo de acoso escolar y es una vergüenza. No puede ser que a un niño de Cantabria se le apliquen unas medidas y otras muy diferentes en Murcia. Además, cada colegio tendrá su plan de convivencia. No se hacen las cosas de forma unánime ni consensuada con los expertos en la materia. Es necesario que jueces de menores, Fiscalía, psicólogos y psiquiatras sean los que digan lo que se tiene que hacer y se actúe igual en un sitio que en otro. Se podría arreglar implantando en todo el territorio un modelo que funcione, como el Kiva, porque podría funcionar en España. Ya se han adoptado modelos de Código Penal de otros países.

Aconsejáis a los padres una comunicación fluida sobre el tema, incluso proponéis la idea de que dibuje la familia y una casa para que exprese cómo se ve él en el sistema. Pero ¿cómo podemos empezar a abordar el tema en casa?

María: Los padres siempre tienen que decir a sus hijos que si ven que a otro lo tratan mal hay que defenderlo, si le están pegando a un niño tienen que ponerse en medio para pararlo. Eso al final es inculcarle valores y conseguir que sea mejor persona. Cuando un padre tiene un hijo que es diferente por algo, por ejemplo un niño que tiene gafas de culo de vaso porque tiene muchas dioptrías o cuando un niño es ciego, probablemente sea blanco de las risas, no hay que ocultar al niño que es diferente. Es un error no hacerle conocedor de la realidad. Se le puede decir que necesita gafas, que no ve bien, que a lo mejor se ríen de él pero que no pasa nada, que en cambio eres muy listo, haces muy bien algo, reforzarles todas las cosas buenas que hagan que el niño diga: “Vale, yo soy distinto, ¿y qué? En otras cosas soy mejor”. Es clave porque si el niño se cree el mejor del mundo y un día va a clase y se ríen de él a ese niño se le cae su mundo.

Puede que los niños nunca nos avisen de que están padeciendo bullying. Hay cosas que nos tienen que alertar, que no alarmar: que el niño no duerma, que no tenga apetito, que esté más cabizbajo. Puede ser por algo puntual: una pelea con un amigo o mal de amores. Pero si el niño no tiene amigos, no se apunta a actividades extraescolares, no quiere ir al colegio, este niño está padeciendo bullying casi con total seguridad. Si esto pasa, hay que hacer varias cosas a la vez: reforzar la autoestima del niño, hablar con él para averiguar qué pasa y decirle que se va a solucionar y que lo vamos a guiar. No vale con decirle Defiéndete, porque se encuentra acorralado y no sabe defenderse. Hay que hablar con los padres de otros niños, para que apoyen al niño acosado, con los padres del acosador, porque puede que nos sirva, y con el colegio, primero con el profesor, si no es receptivo con el director y si en 20 días no ha mejorado la situación hay que ir a fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, que harán las investigaciones oportunas.

¿Por qué es importante transmitir mensajes de autoayuda a niños que sufren acoso?

María: Hemos decidido mandar mensajes muy motivadores porque las personas que sufren bullying ven muy menoscabada su autoestima. Llegan a considerar que si los están acosando es que no son suficientemente buenos y eso no es cierto.

El niño que padece acoso escolar lo padece porque es diferente, por algo bueno o por algo menos bueno. Queremos subrayar a los niños que la manera de triunfar en la vida es siendo diferente. Por eso ponemos muchos casos de gente que han triunfado pero que sufrieron mucho cuando eran niños.

El mensaje clave del libro en cuanto a motivación es: “No pienses que porque te están acosando eres peor, simplemente piensa que eres diferente y busca esa diferencia para triunfar en la vida, porque puedes conseguirlo”. Estos mensajes de motivación no van a acabar con el acoso escolar, pero sí van a poner un punto de luz en el túnel en el que se encuentra un niño que sufre acoso escolar. Estos mensajes son la forma de conseguir que ellos sean más fuertes, vayan empoderándose para plantar cara a los agresores. Hay que dejarles claro que no es que no sean dignos, sino que son personas maravillosas que han tenido la mala suerte de convertirse en el blanco de sus compañeros, pero eso tiene solución.

¿No os parece que expresiones como “Lucía se rindió” para hablar de su suicidio o hablar de niños débiles puede contribuir a estigmatizar y culpabilizar a las víctimas?

María: Hay temas en los que hay que ser transparente para concienciar a todo el mundo y se tomen las medidas apropiadas. Por eso hablamos de que Lucía se rindió, sin tapujos y sin edulcorarlo. Pretendemos que la gente sepa que un niño se puede rendir y que hay que trabajar para que no se rinda. Por otro lado, nosotros no decimos que los niños sean débiles, sino que cuando se convierte en blanco del acosador comienza a debilitarse. Probablemente la mayor parte de los niños que sufren acoso escolar son más sensibles, les afectan más las cosas. Al ser acosado, se debilita, al debilitarse es más objetivo todavía de las burlas y entramos en un círculo vicioso muy peligroso que puede llevar al niño a la peor de las decisiones, que es la de su suicidio. En todo el mundo, cada año, 600.000 jóvenes entre 14 y 28 años se quitan la vida. De esos, el 80% de los casos tienen como causa el bullying. No hay que edulcorarlo, es que hay niños que se rinden y hay que evitar que se rindan erradicando el bullying.

Contáis en el libro que El Langui no sufrió acoso porque contó con un entorno que lo apoyaba. ¿Cómo podemos construir ese entorno?

María: Aunque era diferente y tenía motivos para poder haber padecido bullying, no lo sufrió porque sí que tuvo acosadores pero también compañeros que lo defendieron. Eso hizo que él tuviera alta la autoestima y se sintiera feliz. Hay que conseguir un entorno como el de El Langui. Esto se consigue con el método Kiva, que conciencia a los niños de que hay que delatar al acosador y apoyar al débil. El acosador, al ver que nadie lo admira, deja de acosar. Desde casa, podemos contribuir trabajando que nuestros hijos sean unas buenas personas, con valores.

Si todo el mundo inculca a sus hijos que tienen que proteger al niño al que están atacando, al débil, no habrá nunca acosados. Es algo sobre lo que deberíamos concienciarnos todos.

Si te interesa aprender más sobre cómo combatir el acoso escolar, puedes leer estos posts:

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