En Cartagena no hay nadie, absolutamente nadie, con mayor poder de convocatoria que don Tomás Martínez Pagán, el mismo que fuera General de todos los Ejércitos en las fiestas de Carthagineses y Romanos. Él es capaz de reunir en su casa a un nutrido grupo de autoridades y personalidades de la sociedad civil, nada más y nada menos que a fecha 31 de diciembre, y con lleno absoluto.

El último brindis del año fue todo un éxito. Su don de palabra, unido a la generosidad que le caracteriza, dejó satisfecho al personal que gustosamente acudió a la cita. Buen vino, mejor comida y gran compañía.

Distinguido como Cartagenero del año 2007 y con una auténtica forma de vivir la vida pública, “de manera consciente y responsable” como diría Ortega, no puedo evitar preguntarme: “Si aún existiera la nobleza, ¿qué sería Tomás?”. Desde luego, si aún viviéramos en una sociedad estamental, posiblemente Don Tomás Martínez Pagán, podría ser Duque de Cartagena o quizá Marques de Cartagena o qué se yo, pero seguro sería un noble de primera división, nombrado incluso por el mismísimo Rey Alfonso X “el Sabio” o por cualquier otro capaz de preocuparse tanto por esta ciudad y su cultura como lo hizo éste monarca, y como magistralmente lo hace a día de hoy don Tomás.

Soy consciente de que vivimos en una sociedad terriblemente deshumanizada, tendente a criticar y aplastar a los individuos excelentes, y es por ello que creo necesario destacar el papel de este gran amigo, puesto que resulta vital para una sociedad saber quién son sus hombres buenos. Y es que ya es hora de que empecemos a llamar a las cosas por su nombre, puesto que además de un gran anfitrión, Tomás es un hombre obligado, comprometido con el devenir de su pueblo y al servicio del mismo, y esto merece una distinción.

Desde ya y para siempre, Don Tomás Martínez Pagán, Grande de Cartagena.