“Yo iba entera llena de sangre”, rememoraba Natalia M.R., la acusada de matar a su exnovio en el conocido como crimen de La Puebla, que declaró, en la sesión de este lunes por la tarde, que el otro procesado, Agustín M.A., había amenazado de muerte a la víctima, Juan Manuel, que había sido antaño pareja de la joven, y cuyo cadáver apareció calcinado en el interior de un coche en verano de 2021. Lo golpearon con una llave inglesa en la cabeza, atropellaron, metieron malherido en un coche y quemaron vivo. Según Natalia, de 20 años, el culpable es Agustín. Porque ella atropelló sin darse cuenta a Juanmi, pero fue Agustín quien, asegura, pegó fuego al coche.

La Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Murcia, con sede en Cartagena, era escenario este lunes del comienzo del juicio por la muerte de Juan Manuel. Se sientan en el banquillo los dos sospechosos de acabar con la vida de este hombreAgustín y Natalia. La fiscal pide para ellos penas que suman 69 años de cárcel: 35 para él y 34 para ella. Agustín sostiene que el crimen fue ideado por Natalia, mientras que la defensa de Natalia subraya que la joven es una víctima de violencia machista, que Agustín la maltrataba. Se culpan mutuamente.

Tras un receso para comer, Natalia, que solo quiso contestar a las preguntas de su abogado, Antonio Casado Mena, aseguró que Agustín sentía “odio” por Juanmi “incluso de antes de entrar yo en su vida”.

“Juanmi y yo no hemos dejado de hablar nunca: nos llamábamos”, relató la joven. “Cuando corté mi relación con Juanmi, que llevaba cuatro años con él, yo estaba desubicada, no sabía dónde estar”, apuntó.

El día del crimen, ella quedó con el que había sido su ex. Reconoció que ella lo llamó varias veces desde el móvil de Agustín. Quedó con él esa noche “para hablar, para estar juntos”. Se vieron en su casa y desde ahí se fueron a un bar “a comprar tabaco”. “Y ya nos quedamos por ahí un rato”, comentó. “Él y yo no estábamos juntos, pero es verdad que él hablaba con mi familia, y a mí me dolía el no poder estar con él; hasta que su hermana lo llamó y le dijo que Agustín estaba en su puerta, buscándolo”.

Agustín “venía con cara de loco, había estado consumiendo”, rememoró la chica. “Al ver la situación, me puse en medio de los dos, y Agustín se acercó a nosotros”. Los dos hombres se enzarzaron en una pelea que fue subiendo de tono, hasta acabar “a puñetazos y patadas”. Ella cogió las llaves del coche y arrancó.

“Yo me subo al coche, ellos se suben, por el camino se iban chillando”, manifestó. Según la joven, son los dos varones los que se golpearon todo el tiempo. De hecho, ella asegura que se tiró al suelo para no ver nada, mientras los hombres se estaban golpeando. Que quería irse de ahí, “egoístamente”. “Y los iba a dejar a los dos ahí”, admitió. “Pero Agustín se me subió en el coche”, explicó.

“Se sube en la parte de atrás, como en el asiento de en medio. Yo conduciendo, él gritándome. Me intención era irme de ahí”, aseveró. El lugar “era campo, no se veía casi nada”. Además, “yo tengo cinco dioptrías en cada ojo, uso gafas y uso lentillas”. Por eso, mientras ella iba al volante con Agustín gritándole, atropelló a Juanmi sin querer: “Le di con el coche”.

Entre Agustín y ella, apuntó, subieron a Juanmi a la parte trasera del vehículo. “Agustín también iba un poco mal, se ve que Juanmi le dio un golpe y no podía hablar”, precisó. Quien incendió el automóvil, subrayó, fue Agustín.

“Tenía miedo de que me pudiese matar, al igual que hizo con Juanmi”, sentenció la joven. “Me duché cuatro o cinco veces, para quitarme la sangre”. A las cinco o seis horas llegó la Policía.

La declaración de Agustín

A la una y veinte de la tarde comenzó a declarar, acompañado por la facilitadora, Agustín. El chico, que tiene una discapacidad del 43% reconocida (“hay cosas que no entiendo”, admite) contó que la relación con Natalia “era buena”, aunque “ella decía lo que yo tenía que hacer”. Si no lo hacía, “se cabreaba” y hacía “cosas amenazantes hacia mí”.

 

“La misma noche del fallecimiento de Juan Manuel hay una llamada hacia mí que me dice: ‘Agustín, déjame hacer esto a mi manera’. Así de claro lo digo”, subrayó el acusado.

El día del crimen él estuvo drogándose, aseguró. Y entonces él pidió a un familiar de Natalia una llave inglesa “para abrir una casa del banco, porque mi madre nos echó de la casa” y la pareja pensaba okupar. Esta herramienta se la echó al bolso la ahora procesada.

Horas después, siempre según la declaración de Agustín, Natalia se marchó con Juanmi y él salió a buscarlos por La Puebla. A las dos de la mañana, según el acusado, ella lo llamó por teléfono, para que acudiese a un paraje aislado de madrugada, donde la joven estaba con el que luego acabaría asesinado. Sentía celos, admitió. Y cree que Natalia provocó el encuentro para que ambos hombres, su novio y su ex, se peleasen.

Y se pegaron, tras lo cual se metieron en el coche, al volante del cual se puso Natalia. Pero ella “no quería ir al hospital”, como reclamaba Juanmi, herido. Detuvo el vehículo en otro paraje y comenzó otra pelea. “El motivo era Natalia, por supuesto”, manifestó. “Yo me quedé ‘pasao’, hasta que ella actúa. Juan Manuel, como ha podido, se ha marchado. Ella conduce el coche, yo voy atrás casi inconsciente”, fue rememorando. Aseguró que Natalia estaba persiguiendo a la víctima con el coche, hasta que lo atropelló. También asegura que fue ella la que incendió el vehículo, una vez que habían introducido el cuerpo en el interior del mismo.

Agustín recordó que, al ver el coche ardiendo, se quedó “en estado de shock”. “Nunca, que quede claro en esta sala, jamás quería acabar con la vida de Juan Manuel, y lo digo”. Admitió que cambió su declaración porque “quería protegerla”, hasta que se dio cuenta de que “me ha utilizado para acabar con la vida de Juan Manuel”.

Lo que dice la Fiscalía

Tal y como se lee en el escrito de calificación del Ministerio Público, lo que pasó fue que Natalia (que ahora tiene 20 años, antes tenía 18) fue de madrugada a la vivienda de su exnovio, Juan Manuel, y ambos se trasladaron, en el coche de él, a una zona alejada, aunque dentro de la misma diputación. Una vez allí, ella llamó desde el teléfono de la víctima a su entonces pareja, Agustín, que se desplazó hasta el lugar en bici.

Ambos hombres iniciaron una pelea durante la que el acusado golpeó a la víctima en la cabeza con una llave inglesa, a la vez que le propinó varios puñetazos que le hicieron sangrar. El herido manifestó su deseo de ir al hospital, con los que los tres se montaron en el vehículo: la acusada en el asiento del conductor, la víctima en el del copiloto y el procesado atrás.

Juan Manuel aún estaba vivo cuando sus agresores, presuntamente, lo metieron en el coche, a cuyo interior pegaron fuego con un mechero.

Todo “con la clara intención de acabar con su vida y que este no tuviese la más mínima posibilidad de defensa, ya que no podía de salir del coche por sí mismo, al encontrarse gravemente herido a consecuencia del atropello”, tiene claro la fiscal Pilar Romera.

Sobre las cinco menos cuarto de la mañana, un vecino se despertó por el ruido del claxon y vio que el coche estaba ardiendo, de manera que avisó a la Policía y a los Bomberos.

 

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