Recuerdo la calle Honda como un lugar de paso, sucio, oscuro, con olor a humedad y de putas baratas. Un sitio ideal para echar una meada por cualquiera de sus rincones, sobre todo en la escalera vallada que no sube ni baja a ningún sitio. La recuerdo así, como una calle sin vida, por la que daba miedo pasear, donde no había un triste bar, ni un sólo bajo comercial donde se pudiera mercadear con las mismas garantías que en sus vecinas Puerta de Murcia y Mayor.

En sólo dos años la zona ha dado un giro de ciento ochenta grados y todo, gracias principalmente a la iniciativa privada de los hosteleros. Si la recuperación de la calle Jara y de las zonas limítrofes tenemos que agradecérsela a don Miguel García Ros de Bodegas de Siempre, S.L. (La Uva Jumillana), la recuperación de la calle Honda, sin duda alguna, se la tenemos que agradecer al joven restaurador don Diego Morales Rincón de la mercantil Pincho de Castilla, S.L. (Las Termas del Pincho).

Don Diego Morales es cocinero y pastelero de profesión. Un chaval currante como él solo, que lo mismo se pone a barrer que lo mismo trincha un entrecot de aliste en cocina y sale a las mesas para servirlo con la mejor de sus sonrisas. Con una inversión de más de medio millón de euros, don Diego ha conseguido levantar la zona sin pedir nada a cambio. Y cuando digo recuperar, no lo digo en balde ni con ánimo de halagar a este joven y valiente empresario, simplemente se trata de reconocer lo que otros cartageneros hacen por nosotros. Hoy ya no queda ni un sólo bajo en alquiler en dicha calle, por no mencionar que el precio de los últimos locales que se arrendaron en la misma creció desorbitadamente pese a la crisis económica, sino que se lo digan al After Work Bar Focus Eat & Drink.

Esta Semana Santa y en estas Cruces de Mayo no cabía un alfiler en nuestra calle Honda, tal y como ustedes pueden observar en la fotografía que se acompaña. Lo paradójico y lo único que me cabrea de todo esto es que el concejal del Centro Histórico, Mariano García Asensio, en vez de reconocer la labor de don Diego, se dedique a telefonear a la policía local a la que dirige para que se personen en “Las Termas” a pedirle la licencia y a ordenar que quitase la música. Esto no se puede consentir caballero, deje de ahogar a los empresarios y apoye de una vez la iniciativa privada. Y, por supuesto, facilite las fiestas como es debido, porque facilitar las fiestas no es sólo dar un sí, es también instalar un punto de luz para el local que lo necesite, es no cortar la música a las tres y media de la tarde, es poner una pareja de policías por las zonas festeras y al servicio del pueblo, es organizar brigadas de limpieza para mantener las calles en condiciones, es montar un escenario para brindar actuaciones a los transeúntes, es colocar váteres químicos para que la gente no se orine en el suelo, como antiguamente sucedía, etc. Ahora que hemos recuperado la calle honda, no dejemos que se vaya al garete de nuevo.