Conocí personalmente al Comisario de Cartagena con motivo de una comida veraniega que cada año organiza la Asociación de Empresarios del Polígono Industrial Cabezo Beaza, conocida por nosotros, sus miembros, como la Beaza Cup. Desde entonces el hombre siempre ha tenido un trato cordial conmigo, de hecho cada vez que hemos coincidido en actos como los 1000 días sin accidentes de COMMAIN-TAMAR y en otros lugares y acontecimientos nos hemos saludado e intercambiado unas palabras. Recuerdo incluso la vez que me atendió en su despacho, visita, la cual me concedió de ahora para dentro de un rato y sin hacerse el remolón, lo cual le honra. Por eso sólo puedo afirmar de don Alfonso Navarro que es un hombre cercano, disponible e involucrado para con su pueblo.
En cuanto a él como comisario en el desempeño de sus funciones y de su cargo, no puedo explicarles mucho, porque yo no trabajo con él ni para él y además no sería justo hablar de lo que no conozco de manera fehaciente. No obstante, siempre pensé que fue un buen sucesor de don José María García, el antiguo comisario, al que del mismo modo he tenido ocasión de conocer en jornadas muy similares y también en su despacho.
Hace ahora un par de semanas, cuando escribí un artículo titulado “El Crimen de Cala Cortina”, quise cerrar el post concluyendo que la dimisión o la destitución del Comisario y de su Inspector Jefe debían producirse de inmediato, al igual que la del Ministerio del Interior por aquella rueda de prensa bochornosa que ofreció éste y de la cual se ha hablado muy poco, si bien desistí, motivado por el buen consejo de los compañerosde mi despacho.
Sólo unos días después, a eso de la media tarde, me encontré con la noticia de que el comisario había puesto su cargo a disposición del Ministerio de Interior, lo cual le honra nuevamente, ya que con la mera sospecha de que pueda ser cierto que sus agentes hayan asesinado a don Diego López y/o hayan detenido ilegalmente a ciudadanos y/o hayan poseído armas de manera ilícita y/o hayan colocado droga a personas inocentes para mejorar las estadísticas y/o hayan tenido guardias secretas y/o hayan pegado palizas a los detenidos y demás, no le queda otra que abandonar su puesto.
Finalmente, el sábado ocho de noviembre desayuné con el siguiente titular del diario La Opinión: “El crimen de Cala Cortina le cuesta el puesto al comisario”. Sinceramente lo siento por él, afirmar lo contrario sería falso, si bien es justo reconocer que era crónica de una muerte anunciada, como señalaríaGabriel García Márquez. Es lo difícil de mandar. Es la responsabilidad del cargo.