Desde el inicio del juicio, ambos procesados se han acusado mutuamente del crimen, eludiendo su responsabilidad en los hechos. En el caso del acusado ha admitido que propinó puñetazos a la víctima y le golpeó con un destornillador.

 

La acusada de asesinar a su exnovio al prender fuego al coche en el que éste se encontraba, aún con vida, tras recibir una paliza, en agosto de 2021 en el Campo de Cartagena (Murcia), ha rechazado cualquier responsabilidad en los hechos y ha apuntado hacia su pareja sentimental como único autor material del crimen.

El juicio contra ambos, para los que el Ministerio Fiscal solicita penas de prisión que superan los 69 años por la presunta autoría de los delitos de asesinato, detención ilegal y daños mediante incendio, entre otros, ha arrancado este lunes, tras la constitución del jurado en la Sección Quinta de la Audiencia Provincial, en Cartagena.

La procesada ha explicado, en respuesta a las preguntas de su abogado, que había sido novia y convivido con el fallecido desde los 14 a los 17 años, y que decidió dejar la relación tras “muchas discusiones” e iniciar otra con el otro procesado, quien le profería continuas amenazas a ambos por celos, ya que seguía en contacto.

“Se tiró un tiempo amenazándonos con que nos iba a matar a los dos. No me quería ver con él”, ha comentado la mujer, quien ha manifestado que el acusado y la víctima se conocían desde hacía mucho tiempo, antes de comenzar ella su relación con el fallecido, y no se llevaban bien, motivo por el que varias veces discutieron los dos hombres, aunque nunca llegaron a agredirse físicamente.

Según el relato de la mujer, que en el momento de los hechos tenía 18 años, el acusado profirió amenazas e insultos contra ambos, lo que le llevó a interponer una denuncia que concluyó en una orden de alejamiento que el acusado quebrantó. “Me buscaba, iba a casa de mi madre, se ponía a pitar en la puerta y a pegar gritos”, ha comentado al respecto.

Preguntada sobre la jornada de los hechos, la procesada, que por entonces vivía con el acusado en la casa de un amigo de éste en Los Narejos, en el municipio de Los Alcázares, ha asegurado que fumó marihuana y bebió alcohol, y que aquella misma tarde, mientras ambos estaban juntos con la hermana de ella y su pareja, recibió varias llamadas de la víctima.

También hay registradas llamadas de ella al fallecido desde el teléfono del procesado. En una de ellas ambos quedaron para hablar más tarde, según la versión de la mujer, que se desplazó hasta la casa de la víctima de madrugada para transmitirle que tenían que dejar de verse porque “me dolía no poder estar con él”.

Una vez allí cogieron el coche de él y se trasladaron hasta un bar para comprar tabaco. Después recibieron una llamada de la hermana del finado en la que les avisaba de que el novio de ella estaba buscándolos, pues se había presentado en su casa, y pedía a su hermano que “se fuera para la casa, que si estaba conmigo que me dejase”.

Un cuarto de hora después apareció frente a ellos el procesado “con cara de loco” y “cabreado”. En un principio “no hablaba, iba despacio con las manos detrás de la espalda” mientras la víctima “se intentaba excusar diciendo que” el no había buscado a su novia, sino al revés. La mujer, al ver la situación, se puso “en medio de los dos”, pero el acusado propinó un golpe a la víctima “con algo”, aunque ha asegurado que en ningún momento vio una llave inglesa.

Entonces, la víctima dio las llaves a la acusada y le dijo que lo llevara al hospital. “Le puse una camiseta en la cabeza para que no saliera tanta sangre. Él no estaba en condiciones de conducir”, ha relatado, para asegurar a renglón seguido que los tres se subieron al coche y que la idea de ella era “ir al hospital”, pero los dos hombres estaban “insultándose y gritándose”.

Ante esto, ella paró el vehículo, se bajó, se tiró al suelo “boca abajo” y se tapó los oídos porque “no podía más, no sabía dónde meterme”. Al cabo de unos minutos se levantó y vio al otro procesado en el suelo mientras la víctima “se había ido corriendo”.

“Yo me subo al coche con la intención de irme de ahí egoístamente”, pero el acusado también se subió y “empezó a gritarme: ¡que se va, que se va!”, mientras “me iba a cogiendo de los brazos y los hombros”. Así, “cuando me di cuenta le había dado con el coche”, ha dicho la acusada, momento en el que ha aclarado, a preguntas de su abogado, que tiene 5 dioptrías en cada ojo y que en aquel momento no llevaba gafas, ni lentillas.

Después “intenté ayudarle, le dije que se levantase, y me dijo que no podía”, mientras el acusado decía a la víctima que “se tenía que morir”. Acto seguido, los tres se volvieron a montar en el vehículo, pero se perdieron, con lo que ella optó por bajarse del coche y andar “sin rumbo”, tras darle “un abrazo” a la víctima porque creía que “había muerto”.

La mujer ha asegurado que, entonces, el otro procesado incendió el coche. “Tenía miedo de que me pudiese matar igual que ha hecho” con su expareja, ha relatado la mujer, quien ha señalado que después “vino detrás de mí y nos fuimos a la casa de su amigo; no se fiaba de que llamase a la Policía, él estaba agresivo y diciéndome que no podía decir nada, que tenía que estar con él”.

Posteriormente, “nos duchamos para quitarnos la sangre, cogió la ropa, la tiró” y se acostaron. La Policía Nacional “llegó a las 5 o 6 horas”. “Ayude a buscar la ropa” a los agentes, según la acusada. Ya en prisión recibió una carta de él a nombre de su compañera de celda, pero para ella, que incluía dos cuchillas.

LOS DOS PROCESADOS SE ACUSAN MUTUAMENTE

Desde el inicio del juicio, ambos procesados se han acusado mutuamente del crimen, eludiendo su responsabilidad en los hechos. En el caso del acusado ha admitido que propinó puñetazos a la víctima y le golpeó con un destornillador, pero ha insistido en que no fue el autor material de su muerte, que en todo momento quiso llevarlo al hospital y que se sintió “manipulado” por ella.

El hombre, que en el juicio solo ha querido responder a las preguntas de su abogada, ha explicado que en el momento del suceso él se encontraba bajo los efectos de los drogas tras haber consumido cocaína durante “varias horas”, y ha afirmado que en todo momento mostró su voluntad de llevar al herido al hospital, pero ella “no quería ir”.

Respecto al momento en que ardió el vehículo, el individuo ha comentado que él se ausentó del lugar para ir a buscar sus pertenencias, momento en el que ella prendió fuego al vehículo. Él lo encontró en llamas.

Tras el suceso, en una primera declaración, él asumió como propio el acto de prender fuego al vehículo, con el afán de “protegerla”, pero después se retractó, al sentir que había sido “manipulado”, ha dicho.

El juicio continúa este martes con las declaraciones de los familiares de la víctima, los peritos y los agentes que intervinieron en el caso.

 

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