En los últimos años han proliferado las empresas o entidades que nos ofrecen pequeños créditos para afrontar imprevistos económicos de todo tipo e incluso para financiar el viaje de nuestros sueños. Nos saturan con una publicidad que gira principalmente en torno a dos elementos: la ausencia de requisitos por el consumidor y su inmediatez en la concesión. Pero ¿son realmente la solución al problema? Veamos qué precauciones hay que tener y de qué otras opciones disponemos.

• Préstamo de amigo o familiar: Se usa muy poco en la práctica pero puede que exista la posibilidad de que sea un amigo o familiar quien nos preste el dinero que tan urgentenemente necesitamos para solucionar el imprevisto. Por supuesto, conviene documentarlo por escrito. Si tenemos ésta opción, el tipo de interés siempre será más bajo que el que nos ofrezca una empresa.

• Anticipos de empresa: Muchas empresas también nos ofrecen anticipos de nómina que pueden ser muy interesantes. En estos casos, conviene preguntar en la empresa si existe ésta posibilidad y bajo qué condiciones.

• Compras a plazos: En ocasiones, el imprevisto puede estar relacionado con la avería de un bien del que no podemos prescindir ni un sólo día (electrodomésticos, por ejemplo). En estos casos, también tenemos la posibilidad de comprar a plazos el bien mediante una financiera que nos ofrece el propio comercio. Interesa en estos casos revisar con detenimiento las condiciones del préstamo (sobre todo la TAE) porque el vendedor del establecimiento, que no es un experto en la materia, nos ofrecerá la información justa y necesaria.

• Tarjetas de crédito: Se caracterizan por la facilidad de uso y ésto es precisamente con lo que tenemos que ser cautelosos, sobre todo porque podemos vernos en la tentación de hacer compras compulsivas que nada tengan que ver con imprevistos. Además, cuidado con los tipos de interés y comisiones de todo tipo que pueden llevar aparejados estos productos. Debe tenerse en cuenta que podemos elegir normalmente entre dos formas de pago: “cuota fija” o “porcentaje de la deuda pendiente”. En éste último caso, siempre se alargarán más los plazos de pago y no terminaremos nunca de pagar. Es aconsejable, por ello, hacer uso de la opción de pago por “cuota fija”.

• Préstamos bancarios: Con nuestras entidades de crédito tenemos varias opciones, principalmente, los pequeños préstamos personales y los anticipos de nómina (máximo dos, normalmente). Ésta última opción puede ser muy interesante porque algunas entidades las ofrecen sin ningún tipo de coste, de forma muy rápida y lo único que exigen es que tengamos la nómina domiciliada.

• Préstamos rápidos con entidades especializadas y microcréditos: Ambas posibilidades son distintas, aunque semejantes, y conviene tener los ojos bien abiertos porque las condiciones, en algunos casos, pueden ser muy abusivas. De un lado, los préstamos con entidades especializadas como Cofidis, se caracterizan por conceder el préstamo en no más de un día, pero con una TAE muy alta, e incluso, en algunos casos, con seguros que encarecen mucho el producto. Lo atractivo, como decíamos, la inmediatez; el peligro, su coste. Los microcréditos, sin embargo, los ofrecen por internet empresas que no son entidades de crédito en sentido estricto, y que no están sujetas al control del Banco de España. También hay que estar despierto con las comisiones, altas TAE, intereses de demora, etc.

Como vemos, algunos de los referidos productos pueden tener cierta complejidad y la falta de información en éstos casos nos puede llevar a una situación en la que, lejos de solucionar el problema de gasto imprevisto, acabemos agravando la situación de necesidad inicial. Conviene, por tanto, analizar con detenimiento cada contrato a fin de conocer con exactitud los riesgos.