Cuando un niño comienza a sentirse asediado por sus compañeros siente que el mundo se le desplo­ma encima y, como escribía Lucía en su diario, desea meterse en una bola y desaparecer.

Prestad mucha atención al comportamiento de vues­tros hijos y observad si notáis alguno de estos síntomas o varios a la vez. Alguno suelto debe manteneros en alerta. Varios de ellos, alarmados. Si es así, hablad cuan­to antes con los padres de sus amigos y con los profeso­res para saber qué le ocurre al niño.

¿Cuáles son estos síntomas?

— No quieren ir a clase.

— Comen menos.

— No muestran interés por lo que les ilusionaba.

— Ya no les gusta su ropa.

— No quieren estar con otros niños (evitan salir a la calle a jugar o apuntarse a planes con amigos).

— Están tristes y meditabundos.

— No cuentan anécdotas del colegio.

— No tienen amigos.

— Insomnio.

— Ansiedad.

— Vómitos.

— Se muerden las uñas.

— Tics.

— Bajan la mirada.

— Cambian su estilo.

— Escriben notas que no dejan leer a los adultos.

— No se quieren sacar fotos. Rechazan cualquier prueba que inmortalice su imagen porque se avergüenzan de sí mismos.

— Se enfadan e irritan sin motivo aparente, cuando esto no era normal en ellos.

— No gastan bromas.

— Apenas se ríen.

— Mienten. Se inventan historias o excusas que les libran de que los adultos o niños cercanos descu­bran lo que les ocurre.

— Dibujos que hablan por ellos.